Una islita confusa: La Illeta dels Banyers.

A lo largo de los siglos la tierra ha extendido su brazo protector para sostener a la Illeta, para que no se la arrebate el mar, arrancándola de su regazo con la fuerza de las olas.
El mar ha intentado quedársela usando todos sus recursos, le ha lanzado con furia terremotos y temporales. El hombre también ha hecho de las suyas, rediseñando los caminos a su antojo. Tantas fuerzas la han confundido y ya no sabe si es isla o si es península. Ni qué le deparará el futuro.
Ella que siempre ha estado ahí, dando sostén a las gentes laboriosas de todas las épocas. Ha acogido a esos primeros comerciantes iberos que cocían al fuego sus ánforas y las llenaban de aceite venido de tierra adentro, de salazones. Ha visto como las embarcaban, con dificultad, después de clavarlas en la arena; como las cargaban en sus exiguas y frágiles barquitas y como se aventuraban de forma tan atrevida en la mar. Empleando sus pequeños botes: costeando, sin alejarse mucho, para ir a hundir sus mercancías sobre la arena de otra playa. Siempre que la diosa Tanit les fuese favorable.

Los hijos de roma trajeron modernidad a los sistemas de trabajo. La Illeta evolucionó entre los siglos I y II dC, para convertirse en un centro industrial bien organizado: esclavos y trabajadores se mantenían activos sin descanso, ni ellos ni los amos de la casa se alejaban mucho del lugar: vive y labora en la Illeta. Allí disponían de todo lo necesario: unas modestas termas, hornos, aljibe, almazara para prensar la aceituna y las ingeniosas y elegantes piscinas, talladas en la roca que usaron como piscifactorías, que aún hoy alimentan la imaginación de los curiosos.
Aunque los hombres fantaseasen con beldades islámicas emergiendo de las aguas, como sirenas salidas de un cuento de Las mil y una noches; en tiempos de Roma no se recogían reinas moras, pero si los pescados que servirían de materia prima al valioso Garum, el popular aderezo producto de la maceración de tripas de pescado, que volvía locos a los adinerados del imperio.
Puedes acercarte a estas historias visitando el enclave arqueológico de la Illeta del Banyers (gestionado por el MARQ: Museo ARQueológico de Alicante)

Durante las horas de sol los muchachos fanfarronean lanzándose al agua desde las esquinas de las castigadas piscinas romanas, colaborando con el mar y los elementos en el continuo deterioro del patrimonio, al atardecer el lugar adquiere una luz mágica, con precaución puedes llegar hasta el saliente en el que se encuentran los llamados Baños de la Reina y disfrutar del balanceo del horizonte y del olor a sal.
Si amas el mar, pregunta en la oficina de turismo por sus audioguías submarinas y sumérgete para tener otra perspectiva.
Las verdes praderas submarinas de posidonia.
Y ya que estás en esa dimensión onírica, permítete el lujo de bucear a tu alrededor sobre las hermosas praderas de posidonia que rodean la Illeta. La planta de Poseidón que no, no es un alga, y que no, no ensucia las playas. Todo lo contrario, es la protectora de la costa mediterránea, la que nos regala oxígeno vital y preserva nuestro litoral.
¡Qué magnífico espectáculo! Si vives por la zona tienes suerte porque puedes tomar parte en su protección: aprender más sobre esta planta marina, hacer difusión o colaborar con el Instituto de Ecología Litoral, sus paladines.
Sigue este enlace… (http://www.ecologialitoral.com/nuestro-trabajo/voluntariado/posimed/generica.html)

La vigía de El Campello
Regresa conmigo a esa Illeta confusa, la que no sabe si es de mar o de tierra. Observa como el sol se pone recortando en rojos el contorno de alfil de su vieja torre vigía. Una torre que desde el siglo XVI otea sin descanso, capitana de la vieja guardia, anticipándose a la llegada de barcos de piratas y corsarios.

Los siglos XV- XVI no eran buenos tiempos para vivir cerca de la costa del Mediterráneo. Cualquier población costera sufría ataques y expolios de piratas y corsarios berberiscos que hacían continuas incursiones, buscando todo lo que tuviera valor y pudiera ser vendido o aprovechado, y sembrando el caos y la destrucción a su paso. La más valiosa de las mercancías la constituían los seres humanos, capturados y vendidos como esclavos en la costa norte de África o bien retenidos a cambio de un rescate. Eran los tiempos de los temidos piratas Barbarroja, que llegaron a proclamarse reyes de Argel. Y por si no lo sabes, Barbarroja no era uno, sino que fueron varios, hermanos y corsarios al servicio del sultán otomano y sobre todo de sus propios intereses; aunque también hubo ataques de ingleses, holandeses y franceses.
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
La población evitaba estos asentamientos con temor justificado. Se intentó de todo desde los órganos de poder. Una de las iniciativas fue la construcción en el siglo XVI de una sucesión de torres vigías por toda la costa Mediterránea, preparadas para alertar a la población en caso de ataque. Cada torre debía tener contacto visual con otras dos para transmitir el aviso en caso de ataque, bien con señales de fuego y humo, espejos, con jinetes a caballo o incluso empleando palomas mensajeras. En El Campello donde te encuentras se construyeron dos: la torre del Barranco d’Aigues y ésta, la de La Illeta (la mejor conservada y el emblema de la ciudad).
Si vienen los corsarios, ¡no te entretengas, sal por piernas y corre a buscar escondite o refugio!
La lonja y la subasta de pescado
Regresemos paseando hasta el puerto náutico y pesquero, en el que se balancean los barquitos, esperando la llamada de su capitán para volver al mar. Llegamos junto a la lonja de pescadores y ya nos alcanza el olorcillo a fritura marinera y alegres conversaciones en las mesas de la cantina de la lonja. Hace unas horas fuimos testigos de cómo esos mismos salmonetes que ahora nos hacen salivar eran vendidos en la lonja de la cofradía de pescadores.

Si tienes ocasión, ya sea para comprar pescado recién recogido del mar, ya sea por mero disfrute; todos los días de lunes a viernes aproximadamente a las 18:00 se subastan parte de las capturas. Se realiza de manera abierta al público particular y además cantando los productos y los precios a viva voz. Lo cierto es que Vicente, el subastador, logra entretener a sus clientes añadiendo información e incluso recetas para que no se queden sin aprovechar ninguno de los lotes a la venta. Quedan muy pocas lonjas así y de ellas casi ninguna permite la compra de producto a particulares, así que estás compartiendo una rareza.

Como nosotros somos visitantes, dejaremos que nos los cocinen y los acompañaremos de un vino blanco. Una cena junto al mar, siempre se disfruta mucho más, además con pescado fresco de la bahía campellera: pescadilla, pulpo, sepia, salmonete, sargo, sardina e incluso doradas, corvas, o bonitos. Ummm… ¡qué delicia!
A principios del siglo XX esta misma cofradía llegó a tener la primera flota pesquera de madera del Mediterráneo español, con 200 embarcaciones y alrededor de 1.000 tripulantes y marineros. Un siglo después apenas quedan siete u ocho pesqueros tradicionales que emplean el trasmallo (redes), el palangre (hilos con anzuelos) o los cadufos (para el pulpo) para capturar sus presas a la manera tradicional.
La noche es templada y la brisa suave. Recorramos el paseo mientras nos acompaña una hermosa luna llena de mayo y un delicioso helado artesano.
La luna en el mar riela,(*)

Caminar junto al mar
Aún no es temporada alta, el paseo está lleno de restaurantes, bares y pizzerías que ocupan los bajos de las viejas casas antaño de marineros y trabajadores de los astilleros, los “carramalers” (adjetivo con el que se conoce a los que proceden de la zona del Carrer del Mar). Algunas fachadas conservan cierto encanto, junto a otras desconchadas por el salitre; aunque casi ninguno de los miles de visitantes que llenarán la zona dentro de pocas semanas levantarán demasiado la vista, ocupados con el bronceador y la sombrilla. Por suerte tú eres diferentes, eso te permite apreciar que, aunque turístico, en el lugar también hay gente que vive todo el año y que recorre ese paseo para ir a sus quehaceres cotidianos, que el lugar aún conserva ese saborcillo a pueblo marinero que otros destinos vacacionales casi han perdido y que eso mismo es un valor para preservar.


Al día siguiente amenaza lluvia, el Mediterráneo que anuncia tormenta varía su cromatismo, aunque es igualmente hermoso. Parece un mar en blanco y negro, agitando en sus aguas todos los tonos del gris y disuadiendo a los veraneantes de acercarse. Las casetas de colores alineadas frente a la playa se apretujan unas con otras por si hay temporal. No sería la primera vez que el mar se lleva la playa, incluso golpea y engulle el paseo. No parece que hoy sea uno de esos días. El sol remolonea en el horizonte mientras disfruto un café observando el ir y venir de desconocidos, la mayoría parecen locales. Están los que hacen ejercicio de buena mañana, los que pasean el perro, los que reparten alguna mercancía. Estos momentos son mi privilegio personal.
en la lona gime el viento (*)
Siguiendo el paseo puedes continuar caminando hacia el sur hasta llegar a San Juán, tendrías que seguir varios kilómetros, siguiendo en paralelo con la larga playa de Muchavista, la mayor playa de arena de la Comunidad Valenciana y una de las mayores del litoral español (si contamos su continuación en San Juan, en el término municipal de Alicante). Más de seis kilómetros de arenal salpicado de esculturas para deleite de los paseantes y veraneantes.
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho (*)
¿Agua en el Río Seco?
Hoy no voy a continuar por la playa, asciendo hasta el colegio de los salesianos Nuestra Señora de Piedad, que se encuentra rodeado de una fresca pinada abierta al público. Si buscas un rincón tranquilo que rompa con la imagen de sol y playa puedes acercarte hasta aquí a relajarte o tomar un refresco en el barecito del colegio. Desde este punto, rodeando el colegio, puedes seguir un camino hasta el cauce del río Seco (Riu Sec) y remontarlo en un cómodo paseo hasta llegar a la altura del viaducto con la N332, en este punto el agua salta apenas un metro conformando una discreta cascada enmarcada por columnas llenas de grafitis.

El río de los tres nombres inicia su curso siendo el río Verde, para cambiar su nombre a Monnegre y termina desembocando como el río Seco. Pero no está completamente seco, aunque ha dejado casi todas sus aguas en los huertos de la provincia de Alicante, un exiguo caudal serpentea alegremente, tiñendo de algo del verde que le da su primer nombre unos metros del árido barranco. Un tímido ecosistema formado por matorrales de diversas familias juncos, palmitos, lentiscos, cardos y ricinos que sirve de hogar a otras criaturas.
El centro de El Campello
De regreso pasea conmigo o si estás cansado coge el TRAM, que viniendo de Alicante cruza El Campello destino a Benidorm y Denia. Nos separamos ahora de la costa para entrar en el corazón de la otra parte de la ciudad, la que ocuparon los agricultores venidos en el siglo XVIII a ocupar y trabajar las tierras, hacia el interior “els campellers”. Las casas que ocupan los alrededores de la plaza de Canalejas y la calle Mayor, donde se encuentra la Iglesia de Santa Teresa, son su territorio.
Te animo a matar dos pájaros de un tiro: acude al bar Merfín-La Solera podrás ver una casa campellera tradicional rehabilitada con bastante acierto, ahora transformada en un bar-restaurante con un acogedor patio interior donde en ocasiones hay música en directo y dónde siempre están prendidas las brasas para preparar sus tapas. ¿Has visto el tamaño de esa tortilla de patatas?
Voy a seguir explorando esta ciudad que es a la vez joven y antigua (apenas ha cumplido 100 años como municipio) y te dejo espacio para que hagas lo mismo. Añade el Mediterráneo a la ecuación y explora sus numerosas calas desde tierra o desde el mar.

Déjate un hueco para probar sus guisos tradicionales, como el caldero campellero.
Y siempre que puedas, regresa.
yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar. (*)
(*) Canción del pirata, poema de José de Espronceda-Obras poéticas completas (1876)
Algunas preguntas sobre El Campello
¿Cuál es la distancia entre El Campello y Alicante y cómo llegar con transporte público?
La distancia entre El Campello y Alicante es de sólo 13 km y se encuentra muy bien comunicado por transporte público, tanto con Alicante como con Benidorm y Denia, lo más cómodo es usar el TRAM (tranvía metropolitano).
¿Qué tiempo hace en El Campello (Alicante) y cómo son las playas?
Estás de enhorabuena: El Campello, como la mayoría de la costa levantina goza de un clima mediterráneo envidiable. La temperatura media anual es de 19ºC y nos regala más de 250 días soleados al año. No es de extrañar que su principal motor económico sea el turismo que aprovecha sus más de 23 Km de costa, en la que se combinan pequeñas calas llenas de encanto con enormes arenales llenos de opciones de ocio para toda la familia.
Con el vecino municipio de San Juan, El Campello comparte la mayor playa de arenal de toda la Comunidad Valenciana (la Playa de Muchavista) que además es una de las mayores de España. A esta se suman 17 pequeñas calas y playitas rodeadas de diferentes paisajes maravillosos que puedes explorar desde tierra o desde mar. Todas las playas cuentan con el distintivo de calidad de banderas azules y todos los servicios necesarios.
Un destino lleno de posibilidades para los amantes de los deportes acuáticos como surf o kayak y para buceadores.
¿De dónde viene el nombre de El Campello?
El Campello era una partida rural que formaba parte de Alicante, del que se independizó como municipio hace poco más de 100 años. La nueva ciudad unificó cuatro pequeñas pedanías, una de ellas la de los «campellers» los que habitaban en zona en la que se instalaron los agricultores que repoblaron la zona en el siglo XVIII y que se dedicaban a las labores del campo, otra era la de los «carramalers» que separados de los anteriores por un barranco, ocupaban las casitas junto a la playa (carrer del Mar). El municipio toma su nombre de los primeros.
Esta separación geográfica, que hoy ya no existe, define los dos caracteres principales de los habitantes y justifica algunas de sus históricas rivalidades, como por ejemplo que cada uno celebre su propia fiesta grande. Los Campellers celebran las fiestas de Moros y Cristianos (del 11 al 15 de octubre), con un espectacular desembarco por mar y los Carramalers honran a la Virgen del Carmen (16 de julio), a la que rinden homenaje con una emotiva procesión marinera. Para los visitantes son dos grandes ocasiones de disfrutar de folclore y tradiciones locales.
¿Cómo es alojarse en El Campello?
El Campello cuenta con casi 30.000 habitantes, aunque en los meses estivales se multiplica por 3 este número. Hay numerosos hoteles y apartamentos, también mucha demanda en los meses de verano.
Opciones de alojamiento tienes muchas y para todos los bolsillos. Como ejemplo el Hotel La Familia Gallo Rojo que tiene unas vistas magníficas desde su azotea. O apartamentos turísticos de todos los tamaños y precios. En esta ocasión yo me alojé en este pequeño y cuco apartamento loft de 50 m, paralelo a la calle del Mar.


Si necesitas más información sobre el destino tu referencia será la web de turismo del Ayuntamiento de El Campello
Si viajas con niños, te recomiendo explorar la web de Con los niños en la mochila. Su autora es de la ciudad y tiene mucho contenido relacionado.
He conocido mejor El Campello gracias a la inestimable información compartida por la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de El Campello, a los cuales agradezco su tiempo; y por la iniciativa de la Asociación de la Comunidad Valenciana de Travel Bloggers, esos locos encantadores con los que comparto la pasión por conocer el mundo.
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